

Porque no hay peor combinación que un viaje largo, música alta y un gato a bordo.
Son animales tranquilos por regla general, pero con una adaptación al entorno lenta. Por eso, conviene ponérselo fácil, evitando generar un ambiente en el que predomine el ruido.
Pon música con un volumen más bien bajo y trata de evitar los ruidos que generan las ventanillas bajadas del coche. Es posible que el animal maulle al inicio del viaje e, incluso, durante gran parte del trayecto. Por eso, es recomendable hablarle de vez en cuando en un tono tranquilo para calmarle y no sacarle nunca del transportín.
Recuerda que, las mezclas al volante peligro constante.